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Únase a IAPBLa mala visión afecta drásticamente a la capacidad de los trabajadores para mantener un empleo digno y cuesta a la economía mundial al menos 411.000 millones de dólares al año en pérdida de productividad.
Imagen de Graham Coates para Vision Action
La mala salud ocular representa una carga no sólo para quienes la padecen directamente, sino también para la economía en general. Puede impedir que las personas accedan a un trabajo digno y provocar una pérdida de productividad económica. Se calcula que la pérdida de visión prevenible no tratada cuesta a la economía mundial 411.000 millones de dólares al año sólo en pérdida de productividad. La reducción relativa global del empleo de las personas con pérdida de visión en edad laboral es del 30%. Las mujeres y las niñas tienen más probabilidades de desarrollar deficiencias visuales y menos de recibir tratamiento. Como consecuencia, tendrán menos probabilidades de obtener una educación y su acceso al trabajo estará muy limitado al sector informal, donde carecen de protecciones sociales adecuadas. Sin embargo, un par de gafas puede transformar la capacidad de los adultos en edad laboral para mejorar la productividad hasta un 32% y aumentar los ingresos mensuales entre un 18% y un 20%. Si no se aborda la salud ocular, se paralizan las economías regionales y mundiales, se impide la inclusión y se pone en grave riesgo la salud y el bienestar a largo plazo.